viernes, diciembre 24, 2010

Confesiones de Solsticio y de luna roja

Verdaderamente observo mi entorno... desde la distancia
mientras cocino extraños sabores de distintas regiones del mundo;
comida árabe, mexicana, venezolana, chilena, española, mapuche...
Es como una meditación, un estado de trance ver como se sofríen los alimentos
En ese estado glorioso aparecen las epifanías
Miro; entonces; algunas injusticias,pasajes absurdos de vidas ajenas, mentiras bordadas con demencias, venganzas que no tendrán un final feliz, tiempo perdido y energías gastadas en asuntos añejos que no tienen vuelta.
Respiro profundo tres veces
observo mis manos gastadas, mis ojos agotados de tanto leer, mis brazos adoloridos, mis muñecas con vendas para que la tendinitis deje de joder, las pastillas de analgésicos en el borde de la mesa... sin abrir; para soportar el dolor, la realidad y la vida tal como viene.
Quisiera, a veces, tener el tiempo de sobra que otros tienen... de ser así ya sería Doctora en algún área exótica de la literatura universal o tendría un post doc. en educación.
También pienso que podría viajar, volver a Europa y traer poesía terrible en mis venas... publicar los 5 libros que esperan ser paridos en el mostruoso vientre del deseo.
Extraña vida.
Porque a veces me doy cuenta de que existe gente que no sólo tiene los recursos económicos que yo he tenido, sino que posee dinero en cantidades groseras y lo despilfarran en goces momentáneos, en consumismo a secas.
Yo detesto el dinero y cuando lo tengo, éste se ocupa para nutrir mi mente, para comprar comida y alimentar al que tiene hambre, para adquirir hierbas medicinales y sanar a aquellos que no entienden la sin razón de la vida.
Observo, medito, blasfemo y vuelvo al silencio.
Todos estamos aquí por algo distinto.
Estudiar, Sanar, Predecir, Crear y Volver los sueños realidad.
Esa es mi estrella de cinco puntas, aunque siempre me moleste.

Lamento ver a quienes perdieron la ruta, a los que se inventan el pasado y el presente... porque jamás podrán construir un futuro.
Lamento ver a quienes han hecho de su vida una misión de daño constante, porque sólo encontarán autodestrucción.
Lamento, a veces, tener el don de la sanación... porque sólo se puede sanar a quien desea ser sanado.

Doy gracias a la luna y al viento, a los sabios amigos que soportan mis silencios, a la sangre negra que poseo, a mi corazón libre, al portador de la luz, a las flores de mi jardín, a los músicos que decoran mis momentos y al que me otorga besos.

2 comentarios:

Demian Haller dijo...

No existe mejor combustible, que un alma tranquila; que el saber que uno hace lo que tiene que hacer, dichosa tu que has podido parir...

Saludos Poeta
;)

LEONOR DINAMARCA dijo...

Vaya Demian, cada vez que te leo recuerdo un par de café en deuda, letras insomnes y delirios varios...
Espero poder vernos pronto.
He parido libros constantemente y más que tranquilidad vivo en el aleteo constante de la pasión que me hace ir a delante sin mirar atrás... tal vez por el temor legendario de convertirse en sal. El pasado es para dejarlo ir, el futuro es incierto y sólo el presente es real
un beso desde la matrix